ALMA
El hombre es un ser de tres partes (la tricotomía es de tres partes, contra la dicotomía que es dos partes), "…y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo…" (I Tesalonicenses 5:23, ver también Hebreos 4:12). Nuestro "cuerpo" tiene cinco sentidos: la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto, y se relaciona con el mundo físico a nuestro alrededor. Nuestra "alma" se refiere a nuestra mente con nuestros pensamientos, las decisiones que tomamos con nuestra voluntad, también a nuestro "corazón" y como se relaciona con otras personas. (En la Biblia, la palabra "corazón" se refiere más a menudo a las emociones, no al órgano físico que bombea la sangre. Nuestro corazón es donde experimentamos el amor, el desánimo, la ira, la alegría, etc.) Nuestro “espíritu” fue hecho para relacionarse con Dios! Desafortunadamente, ¡estaba muerto en el pecado desde que nacemos! "aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)…" (Efesios 2: 5, 1). El problema universal del hombre es que tiene un "vacío en el alma", sólo puede ser llenado por el Espíritu de Dios, quien nos da un nuevo nacimiento "Lo que es nacido de la carne, carne es; Y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6).
Cuando alguien le pide a Cristo que entre en su "corazón" o "alma" (Romanos 10: 8-10) y perdone sus pecados, el Espíritu de Dios entra primero en su alma y luego en su espíritu que está muerto y le da vida eterna. Cuando recibimos el Espíritu Santo en nuestro espíritu, entonces por primera vez podemos relacionarnos con Dios y llamarlo nuestro Padre. "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos !Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios."(Romanos 8: 15-16)
AMARGURA
Es un gran problema que muchas gente tienen, incluyendo a cristianos. Algunos se han aprovechado, defraudando, lastimando unos a otros, a sus vecinos o familiares, etc… La ofensa queda grabada en la mente de la persona ofendida y se repite una y otra vez hasta que se convierte en amargura y muy a menudo esto comienza a controlar su vida. En muchos casos, la ofensa fue real, no imaginaria, pudo haber sido intencional, y en dado caso no hay razón para pretender “que no tuvo importancia” o “que no te molestó”. Quizá ellos en verdad querían dañarte, pero el perdón no puede estar basado en ellos y en sus motivos, sino en nuestra relación personal con nuestro salvador; de otra manera podríamos estar molestos con ellos por el resto de nuestras vidas. Se ha dicho que no fuimos hechos para cargar con la amargura; ya que finalmente ¡puede llegar a destruir nuestra salud y perjudicar a los que amamos! “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;” (Hebreos 12:15) La “raíz de la amargura” debe ser arrancada, o producirá malos frutos en nuestras vidas, y de aquellos que se encuentran alrededor de nosotros y “¡muchos sean contaminados!”.
Dios nos enseña sobre cómo lidiar con esto. “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.” (Mateo 18:15) Debemos “ir y reprender”, al que tiene algo contra ti, y no diciéndole a otros. Algunos responderán: “Yo no podría hacer eso”. Sí, tú puedes; ¡Jesucristo nos lo dijo! Pero esto requiere de amor y coraje para poderlo hacer, es más fácil hablar de ellos a sus espaldas. Se debe ir con la persona “solo” (no con un ejercito de amigos quienes están de acuerdo contigo, ni frente a otros, esto sólo avergonzaría a la otra persona) realiza varias cosas.
Primero, “sácalo del corazón”, así no tendrás que cargar con eso dentro de ti y dejar que hierva hasta que explote. La manera en la que se dicen las cosas, claramente, hace la diferencia en si van a recibir el comentario o no. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” (Gálatas 6:1), recordando que nosotros también cometemos errores y ofendemos a otros. Di las faltas que le debes decirle a otra persona, de la manera que a ti te gustaría que te dijeran. “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos…” (Mateo 7:12) Algunas veces es mejor esperar un día si estamos molestos, y si el problema es lo suficientemente grande, sería sabio ayunar y buscar siempre la ayuda del Señor en oración. Una pregunta simple para él que te ha ofendido es suficiente para calmar la situación como: ¿Por qué lo hiciste? En muchos casos, esto ayudará a ambas personas al ofensor y al ofendido. Se dará cuenta de lo que hizo y por lo general será más cuidadoso para no volverlo a hacer. ¡Incluso si no recibe bien el comentario, usted ya lo habrá sacado de su corazón y habrá obedecido la Biblia, lo cual el Señor Jesucristo bendecirá! Y si usted ha ofendido a una persona, usted tendrá que pedirle perdón. ¡Esto nunca ha sido sencillo pero aquellos que lo hacen definitivamente se sienten mejor después de hacerl
Mientras estaba en el Colegio Bíblico, yo estaba asistiendo a una iglesia en la cual trabajaba cuidando el jardín y haciendo limpieza después del servicio. Pero había un puesto que yo deseaba, y pensé que debería conseguirlo. Pero cuando una nueva persona que acababa de llegar a la iglesia, algunas semanas antes, le dieron ese puesto, me molesto mucho. Lo que es peor, la persona que obtuvo ese puesto me veía por debajo, pensando que él era mejor que yo. Eso lastimó mi orgullo. Pero Dios está más preocupado en como respondemos a estas situaciones. ¡Él nos está probando, él nos está preparando! Estoy avergonzado de admitirlo, pero ¡dos veces tuve un sueño en el cual le pegaba a esta persona! Incluso, ni cuando era persona perdida, tuve un sueño como éste. La primera vez que soñé esto, le dije al Señor después de levantarme que me perdonara, pero la segunda vez, yo ni siquiera quería orar sobre eso. Sentía que el Señor quería que yo fuera y le pidiera perdón a este hermano. Con esa convicción en mi corazón, dije en voz alta: “Señor, yo nunca podría hacer eso”. Pero sentí como Dios estaba diciendo: “Sí, tú puedes” y yo respondía: “¡Sí, pero no quiero hacerlo!” Al menos ya estaba reconociendo la verdad, no era si no podía, era que yo no quería. Pensé “Muy bien, iré y seré amigable con este tipo”. Al siguiente día, sin ninguna razón, empecé a discutir con él. Cuando éste se fue caminando, recordé que yo le había dicho al Señor que le pediría perdón a este hombre por estar molesto con él. Entonces me aproxime a él y le dije que necesitaba hablar con él, y fuimos atrás del edificio de la iglesia y le dije: “Probablemente tú sabes que no me caes bien, ¿verdad?” Que “interesante” manera de iniciar una conversación, pero así fue como salió. Él pensó que me iba a pelear con él y levanto los puños, pero le dije: “No quiero pelear contigo, sino pedirte perdón por estar molesto contigo”. Caminamos por un rato y luego empecé a llorar (fue muy vergonzoso), pero cuando esto pasó, fue como que un palo se rompió y ¡todo mi enojo en un instante desapareció! En otras ocasiones me había tomado más tiempo que dejara de molestarme algo, pero ¡en esa ocasión fue de inmediato! ¡Me sentía muuuuuuy bien! Más tarde en la noche, tuvimos un servicio y el edificio de la iglesia tiene un pasillo central, donde lo vi caminando hacia abajo junto a mí. Me gire hacia otra dirección, entonces me detuve y me pregunte a mí mismo: ¿Por qué estoy haciendo esto? Antes de esto, había estado evitándolo inconscientemente; si él se sentaba del lado derecho, me sentaba del lado izquierdo, o si él se encontraba en cierto lugar, me iba a otro lado. Sin darme cuenta, estaba siendo controlado por mi ira. Pero ya no estaba más molesto con él, de hecho, yo me sentía muy bien. Así que volví a girar, camine hacia él, estreche su mano y le pregunte como estaba. Yo no estaba molesto y él lo sabía.
“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” (Mateo 5:44) ¡Éste es un versículo muy poderoso! Porque es exactamente lo opuesto a una reacción natural, no muchos lo harán. Nuevamente, “ora por tus enemigos”, ¡no para que sean castigados, sino para que puedan arrepentirse de lo que hicieron! Esta parece una de las oraciones que Dios responde más rápido. Pero algunos no quieren que sus enemigos se arrepientan, al parecer les gusta estar enojados con ellos. Acaso, ¿Dios no ha sido bueno contigo, no sabes “…que su benignidad te guía al arrepentimiento?” (Romanos 2:4) Nosotros no debemos de ser cómo el mundo, “para que seáis hijos de vuestro padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.” (Mateo 5:45) Y si hacemos “bien” a nuestros enemigos, cómo darles un pequeño regalo, ¡puede cambiar inmediatamente una mala situación¡ Algunos dirán, “Pero no será recibido”, y que con eso, tú estás obedeciendo la Biblia y ¡Dios te bendecirá! Hay algunos que han dado un pequeño regalo o incluso un palo de chicle a sus enemigos y ¡las cosas han dado vueltas al anochecer!
Existen personas que nunca pedirán perdón por lo que ellos han hecho, y en algunas situaciones ni siquiera estén conscientes de que te han ofendido. Incluso pueden haber muerto ya. Pero ¡Dios ama la misericordia! (Mateo 6:12-15, 18:21-35) El problema que yo tenía con el hombre sobre el que escribo líneas atrás era muy pequeño, pero hay personas que han tenido serios problemas. Cuando mi esposa era joven, ella y sus hermanas, cada fin de semana durante tres años, dormían fuera en un campo de maíz o en un parque, porque su padre, llegaba a casa borracho cada viernes por la noche después de su trabajo y permanecía así hasta el domingo por la tarde. Ella decía que también había personas en el parque que eran malos con ellas. Pero lo primero que ella pensaba después de que ella hubiera sido salva a los 16 años de edad era, “No pudo amar a Dios y odiar a mi padre al mismo tiempo” Luego le pidió a Dios que le quitara su corazón duro – “Dios lo hizo”
Una de las razones por las cuales me sentí atraído a mi esposa fue porque ¡ella no estaba molesta con nadie! Incluso, había estado enfadado con ella porque no se molestaba ni se enojaba con nadie cuando le decían algo y yo los consideraba grosero. Pero ella se reía y decía, “ ¡Oh, eso no es nada!”.
Algunos han sido violados, abusados, les han robado toda su vida, y ¡ellos no están amargados! ¡Es asombroso como algunas personas mayores son tan dulces, cuando otras están tan amargadas! ¿Qué piensas? ¿Qué a la persona que es más dulce solo le ocurrieron cosas buenas y la que esta amargada sólo cosas malas? ¡No! De hecho, casi siempre es lo contrario. Y yo no quiero ser un amargado cuando sea viejo. Colosenses 3:12-14 “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” (Ver PENSAMIENTO DE VIDA)
El hombre es un ser de tres partes (la tricotomía es de tres partes, contra la dicotomía que es dos partes), "…y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo…" (I Tesalonicenses 5:23, ver también Hebreos 4:12). Nuestro "cuerpo" tiene cinco sentidos: la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto, y se relaciona con el mundo físico a nuestro alrededor. Nuestra "alma" se refiere a nuestra mente con nuestros pensamientos, las decisiones que tomamos con nuestra voluntad, también a nuestro "corazón" y como se relaciona con otras personas. (En la Biblia, la palabra "corazón" se refiere más a menudo a las emociones, no al órgano físico que bombea la sangre. Nuestro corazón es donde experimentamos el amor, el desánimo, la ira, la alegría, etc.) Nuestro “espíritu” fue hecho para relacionarse con Dios! Desafortunadamente, ¡estaba muerto en el pecado desde que nacemos! "aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)…" (Efesios 2: 5, 1). El problema universal del hombre es que tiene un "vacío en el alma", sólo puede ser llenado por el Espíritu de Dios, quien nos da un nuevo nacimiento "Lo que es nacido de la carne, carne es; Y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6).
Cuando alguien le pide a Cristo que entre en su "corazón" o "alma" (Romanos 10: 8-10) y perdone sus pecados, el Espíritu de Dios entra primero en su alma y luego en su espíritu que está muerto y le da vida eterna. Cuando recibimos el Espíritu Santo en nuestro espíritu, entonces por primera vez podemos relacionarnos con Dios y llamarlo nuestro Padre. "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos !Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios."(Romanos 8: 15-16)
AMARGURA
Es un gran problema que muchas gente tienen, incluyendo a cristianos. Algunos se han aprovechado, defraudando, lastimando unos a otros, a sus vecinos o familiares, etc… La ofensa queda grabada en la mente de la persona ofendida y se repite una y otra vez hasta que se convierte en amargura y muy a menudo esto comienza a controlar su vida. En muchos casos, la ofensa fue real, no imaginaria, pudo haber sido intencional, y en dado caso no hay razón para pretender “que no tuvo importancia” o “que no te molestó”. Quizá ellos en verdad querían dañarte, pero el perdón no puede estar basado en ellos y en sus motivos, sino en nuestra relación personal con nuestro salvador; de otra manera podríamos estar molestos con ellos por el resto de nuestras vidas. Se ha dicho que no fuimos hechos para cargar con la amargura; ya que finalmente ¡puede llegar a destruir nuestra salud y perjudicar a los que amamos! “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;” (Hebreos 12:15) La “raíz de la amargura” debe ser arrancada, o producirá malos frutos en nuestras vidas, y de aquellos que se encuentran alrededor de nosotros y “¡muchos sean contaminados!”.
Dios nos enseña sobre cómo lidiar con esto. “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.” (Mateo 18:15) Debemos “ir y reprender”, al que tiene algo contra ti, y no diciéndole a otros. Algunos responderán: “Yo no podría hacer eso”. Sí, tú puedes; ¡Jesucristo nos lo dijo! Pero esto requiere de amor y coraje para poderlo hacer, es más fácil hablar de ellos a sus espaldas. Se debe ir con la persona “solo” (no con un ejercito de amigos quienes están de acuerdo contigo, ni frente a otros, esto sólo avergonzaría a la otra persona) realiza varias cosas.
Primero, “sácalo del corazón”, así no tendrás que cargar con eso dentro de ti y dejar que hierva hasta que explote. La manera en la que se dicen las cosas, claramente, hace la diferencia en si van a recibir el comentario o no. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” (Gálatas 6:1), recordando que nosotros también cometemos errores y ofendemos a otros. Di las faltas que le debes decirle a otra persona, de la manera que a ti te gustaría que te dijeran. “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos…” (Mateo 7:12) Algunas veces es mejor esperar un día si estamos molestos, y si el problema es lo suficientemente grande, sería sabio ayunar y buscar siempre la ayuda del Señor en oración. Una pregunta simple para él que te ha ofendido es suficiente para calmar la situación como: ¿Por qué lo hiciste? En muchos casos, esto ayudará a ambas personas al ofensor y al ofendido. Se dará cuenta de lo que hizo y por lo general será más cuidadoso para no volverlo a hacer. ¡Incluso si no recibe bien el comentario, usted ya lo habrá sacado de su corazón y habrá obedecido la Biblia, lo cual el Señor Jesucristo bendecirá! Y si usted ha ofendido a una persona, usted tendrá que pedirle perdón. ¡Esto nunca ha sido sencillo pero aquellos que lo hacen definitivamente se sienten mejor después de hacerl
Mientras estaba en el Colegio Bíblico, yo estaba asistiendo a una iglesia en la cual trabajaba cuidando el jardín y haciendo limpieza después del servicio. Pero había un puesto que yo deseaba, y pensé que debería conseguirlo. Pero cuando una nueva persona que acababa de llegar a la iglesia, algunas semanas antes, le dieron ese puesto, me molesto mucho. Lo que es peor, la persona que obtuvo ese puesto me veía por debajo, pensando que él era mejor que yo. Eso lastimó mi orgullo. Pero Dios está más preocupado en como respondemos a estas situaciones. ¡Él nos está probando, él nos está preparando! Estoy avergonzado de admitirlo, pero ¡dos veces tuve un sueño en el cual le pegaba a esta persona! Incluso, ni cuando era persona perdida, tuve un sueño como éste. La primera vez que soñé esto, le dije al Señor después de levantarme que me perdonara, pero la segunda vez, yo ni siquiera quería orar sobre eso. Sentía que el Señor quería que yo fuera y le pidiera perdón a este hermano. Con esa convicción en mi corazón, dije en voz alta: “Señor, yo nunca podría hacer eso”. Pero sentí como Dios estaba diciendo: “Sí, tú puedes” y yo respondía: “¡Sí, pero no quiero hacerlo!” Al menos ya estaba reconociendo la verdad, no era si no podía, era que yo no quería. Pensé “Muy bien, iré y seré amigable con este tipo”. Al siguiente día, sin ninguna razón, empecé a discutir con él. Cuando éste se fue caminando, recordé que yo le había dicho al Señor que le pediría perdón a este hombre por estar molesto con él. Entonces me aproxime a él y le dije que necesitaba hablar con él, y fuimos atrás del edificio de la iglesia y le dije: “Probablemente tú sabes que no me caes bien, ¿verdad?” Que “interesante” manera de iniciar una conversación, pero así fue como salió. Él pensó que me iba a pelear con él y levanto los puños, pero le dije: “No quiero pelear contigo, sino pedirte perdón por estar molesto contigo”. Caminamos por un rato y luego empecé a llorar (fue muy vergonzoso), pero cuando esto pasó, fue como que un palo se rompió y ¡todo mi enojo en un instante desapareció! En otras ocasiones me había tomado más tiempo que dejara de molestarme algo, pero ¡en esa ocasión fue de inmediato! ¡Me sentía muuuuuuy bien! Más tarde en la noche, tuvimos un servicio y el edificio de la iglesia tiene un pasillo central, donde lo vi caminando hacia abajo junto a mí. Me gire hacia otra dirección, entonces me detuve y me pregunte a mí mismo: ¿Por qué estoy haciendo esto? Antes de esto, había estado evitándolo inconscientemente; si él se sentaba del lado derecho, me sentaba del lado izquierdo, o si él se encontraba en cierto lugar, me iba a otro lado. Sin darme cuenta, estaba siendo controlado por mi ira. Pero ya no estaba más molesto con él, de hecho, yo me sentía muy bien. Así que volví a girar, camine hacia él, estreche su mano y le pregunte como estaba. Yo no estaba molesto y él lo sabía.
“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” (Mateo 5:44) ¡Éste es un versículo muy poderoso! Porque es exactamente lo opuesto a una reacción natural, no muchos lo harán. Nuevamente, “ora por tus enemigos”, ¡no para que sean castigados, sino para que puedan arrepentirse de lo que hicieron! Esta parece una de las oraciones que Dios responde más rápido. Pero algunos no quieren que sus enemigos se arrepientan, al parecer les gusta estar enojados con ellos. Acaso, ¿Dios no ha sido bueno contigo, no sabes “…que su benignidad te guía al arrepentimiento?” (Romanos 2:4) Nosotros no debemos de ser cómo el mundo, “para que seáis hijos de vuestro padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.” (Mateo 5:45) Y si hacemos “bien” a nuestros enemigos, cómo darles un pequeño regalo, ¡puede cambiar inmediatamente una mala situación¡ Algunos dirán, “Pero no será recibido”, y que con eso, tú estás obedeciendo la Biblia y ¡Dios te bendecirá! Hay algunos que han dado un pequeño regalo o incluso un palo de chicle a sus enemigos y ¡las cosas han dado vueltas al anochecer!
Existen personas que nunca pedirán perdón por lo que ellos han hecho, y en algunas situaciones ni siquiera estén conscientes de que te han ofendido. Incluso pueden haber muerto ya. Pero ¡Dios ama la misericordia! (Mateo 6:12-15, 18:21-35) El problema que yo tenía con el hombre sobre el que escribo líneas atrás era muy pequeño, pero hay personas que han tenido serios problemas. Cuando mi esposa era joven, ella y sus hermanas, cada fin de semana durante tres años, dormían fuera en un campo de maíz o en un parque, porque su padre, llegaba a casa borracho cada viernes por la noche después de su trabajo y permanecía así hasta el domingo por la tarde. Ella decía que también había personas en el parque que eran malos con ellas. Pero lo primero que ella pensaba después de que ella hubiera sido salva a los 16 años de edad era, “No pudo amar a Dios y odiar a mi padre al mismo tiempo” Luego le pidió a Dios que le quitara su corazón duro – “Dios lo hizo”
Una de las razones por las cuales me sentí atraído a mi esposa fue porque ¡ella no estaba molesta con nadie! Incluso, había estado enfadado con ella porque no se molestaba ni se enojaba con nadie cuando le decían algo y yo los consideraba grosero. Pero ella se reía y decía, “ ¡Oh, eso no es nada!”.
Algunos han sido violados, abusados, les han robado toda su vida, y ¡ellos no están amargados! ¡Es asombroso como algunas personas mayores son tan dulces, cuando otras están tan amargadas! ¿Qué piensas? ¿Qué a la persona que es más dulce solo le ocurrieron cosas buenas y la que esta amargada sólo cosas malas? ¡No! De hecho, casi siempre es lo contrario. Y yo no quiero ser un amargado cuando sea viejo. Colosenses 3:12-14 “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” (Ver PENSAMIENTO DE VIDA)