MATRIMONIO
Se lleva a cabo entre un hombre y una mujer. Aquellos que eran líderes en la iglesia y eran de ejemplo tenían que ser “…marido de una sola mujer…” (Tito 1:6, I Timoteo 3:2). Desde el principio de la creación, Dios dijo: “…y los dos serán una sola carne.” (Efesios 5:31), no ellos trece serán una sola carne. En el Antiguo Testamento, existen algunos ejemplos de poligamia, pero aun ahí no fue lo que mejor para Dios, como él lo declaro: “Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe…” (Deuteronomio 17:17) Esto fue lo que hizo que callera el Rey Salomón (I Reyes 11:4) Y los matrimonios no son del mismo sexo; como otros han dicho, sino que entre un hombre y una mujer. “Adán y Eva, no Adán y Esteban” (ver HOMOSEXUAL) No habrá matrimonios es el cielo y aquellos que enseñan que sin habrá necesitan leer la Biblia. “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos.” (Marcos 12:24-25)
La relación íntima en un matrimonio consistía en llenar las necesidades uno del otro, no solo el de tener hijos. “pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y así mismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.” (I Corintios 7:2-5) Dios bendice a los matrimonios pero juzga al adultero, “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.” (Hebreos 13:4) Los roles en el matrimonio están claramente definidos en Efesios 5:22-23. Prohibir que los ministros se casen no es de Dios y trae problemas (I Timoteo 4:1-3, ver CELIBATO)
Existe una ceremonia en la Biblia en la cual implicaba votos (un pacto) para el matrimonio (Proverbios 2:17, Malaquías 2:14). La Biblia nos manda que debemos obedecer las leyes de la tierra, por lo tanto lo que es aceptado como matrimonio legal, es aceptado a los ojos de Dios, a menos de que esté en contra de las escrituras, como los matrimonios de derecho común (unión libre). “Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.” (Juan 4:16-18) Para un hombre y una mujer que viven en pecado, no es considerado para Dios como matrimonio. Algunos han dicho, “Ante los ojos de Dios estamos casados”, pero si alguien no está casado legalmente, ellos no están casados, y Dios llama a esto en la Biblia, el pecado de fornicación.
Los cristianos deben de casarse con lo que son creyentes. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos…” (II Corintios 6:14) “La mujer casada está ligada por ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.” (I Corintios 7:39) Cuando una pareja se casa, deben de tener la aprobación de ambos padres, “Honra a tu padre y a tu madre…” (Éxodo 20:12).
¡Se les ordena a los esposos y esposas que se amen los unos a los otros! “Maridos amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,” (Efesios 5:25) “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.” (Colosense 3:19) “que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos.” (Tito 2:4) Un matrimonio sin amor es como una flor sin agua, ¡se marchitará!
Uno no debe asumir que debido a que sus padres tuvieron un buen matrimonio, o se cree muy listo (Proverbios 3:5-7), que no necesita la ayuda de Dios en cada área de su vida, en especial del matrimonio. Si el pasto de mi vecino es mejor que el mío, ¡es porque el trabajo en el! Uno no puede cortar, podar, regar, montar y poner fertilizante al pasto una sola vez. Ya que si quiere tener un lindo pasto lo tendrá que cuidar; así mismo es con el matrimonio. Se ha dicho que un buen matrimonio es como un triángulo con Cristo en la punta de arriba, con el hombre y la mujer en la parte de abaja del triángulo, en las esquinas opuestas. Entre tanto más cerca estemos de Dios en la punta más alta, más cerca nos encontraremos el uno del otro. Jesús hizo su primer su primer milagro en una boda, el cual fue convertir algo normal (agua) en un “buen vino”. La razón por la que Cristo fue a la boda, es porque ¡fue invitado! (Juan 2:2-11) Cada pareja debería invitar a Cristo a estar con ellos en su matrimonio y permitirle que sea la cabeza de su hogar. Jesucristo no creo y creo el matrimonio y sabe qué hacer para que hacernos felices. Lo mismo puede decirse de nuestros trabajos o de la crianza de los hijos, de la misma manera que nuestros matrimonios. Todos deberíamos invitar a entrar a Cristo y pedirle que nos bendiga (Génesis 2:24, Marcos 10:6-9. Ver DIVORCIO).
Se lleva a cabo entre un hombre y una mujer. Aquellos que eran líderes en la iglesia y eran de ejemplo tenían que ser “…marido de una sola mujer…” (Tito 1:6, I Timoteo 3:2). Desde el principio de la creación, Dios dijo: “…y los dos serán una sola carne.” (Efesios 5:31), no ellos trece serán una sola carne. En el Antiguo Testamento, existen algunos ejemplos de poligamia, pero aun ahí no fue lo que mejor para Dios, como él lo declaro: “Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe…” (Deuteronomio 17:17) Esto fue lo que hizo que callera el Rey Salomón (I Reyes 11:4) Y los matrimonios no son del mismo sexo; como otros han dicho, sino que entre un hombre y una mujer. “Adán y Eva, no Adán y Esteban” (ver HOMOSEXUAL) No habrá matrimonios es el cielo y aquellos que enseñan que sin habrá necesitan leer la Biblia. “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos.” (Marcos 12:24-25)
La relación íntima en un matrimonio consistía en llenar las necesidades uno del otro, no solo el de tener hijos. “pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y así mismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.” (I Corintios 7:2-5) Dios bendice a los matrimonios pero juzga al adultero, “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.” (Hebreos 13:4) Los roles en el matrimonio están claramente definidos en Efesios 5:22-23. Prohibir que los ministros se casen no es de Dios y trae problemas (I Timoteo 4:1-3, ver CELIBATO)
Existe una ceremonia en la Biblia en la cual implicaba votos (un pacto) para el matrimonio (Proverbios 2:17, Malaquías 2:14). La Biblia nos manda que debemos obedecer las leyes de la tierra, por lo tanto lo que es aceptado como matrimonio legal, es aceptado a los ojos de Dios, a menos de que esté en contra de las escrituras, como los matrimonios de derecho común (unión libre). “Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.” (Juan 4:16-18) Para un hombre y una mujer que viven en pecado, no es considerado para Dios como matrimonio. Algunos han dicho, “Ante los ojos de Dios estamos casados”, pero si alguien no está casado legalmente, ellos no están casados, y Dios llama a esto en la Biblia, el pecado de fornicación.
Los cristianos deben de casarse con lo que son creyentes. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos…” (II Corintios 6:14) “La mujer casada está ligada por ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.” (I Corintios 7:39) Cuando una pareja se casa, deben de tener la aprobación de ambos padres, “Honra a tu padre y a tu madre…” (Éxodo 20:12).
¡Se les ordena a los esposos y esposas que se amen los unos a los otros! “Maridos amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,” (Efesios 5:25) “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.” (Colosense 3:19) “que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos.” (Tito 2:4) Un matrimonio sin amor es como una flor sin agua, ¡se marchitará!
Uno no debe asumir que debido a que sus padres tuvieron un buen matrimonio, o se cree muy listo (Proverbios 3:5-7), que no necesita la ayuda de Dios en cada área de su vida, en especial del matrimonio. Si el pasto de mi vecino es mejor que el mío, ¡es porque el trabajo en el! Uno no puede cortar, podar, regar, montar y poner fertilizante al pasto una sola vez. Ya que si quiere tener un lindo pasto lo tendrá que cuidar; así mismo es con el matrimonio. Se ha dicho que un buen matrimonio es como un triángulo con Cristo en la punta de arriba, con el hombre y la mujer en la parte de abaja del triángulo, en las esquinas opuestas. Entre tanto más cerca estemos de Dios en la punta más alta, más cerca nos encontraremos el uno del otro. Jesús hizo su primer su primer milagro en una boda, el cual fue convertir algo normal (agua) en un “buen vino”. La razón por la que Cristo fue a la boda, es porque ¡fue invitado! (Juan 2:2-11) Cada pareja debería invitar a Cristo a estar con ellos en su matrimonio y permitirle que sea la cabeza de su hogar. Jesucristo no creo y creo el matrimonio y sabe qué hacer para que hacernos felices. Lo mismo puede decirse de nuestros trabajos o de la crianza de los hijos, de la misma manera que nuestros matrimonios. Todos deberíamos invitar a entrar a Cristo y pedirle que nos bendiga (Génesis 2:24, Marcos 10:6-9. Ver DIVORCIO).