ESPERANZA
Es la expectativa de que las cosas van a mejorar (nadie espera que las cosas empeoren en su vida). Dios no ha dado esperanza en el tiempo en que vivimos y deberíamos usarla. Se nos ha dicho que debemos esperar en Dios, y que puede cambiar las cosas a nuestro alrededor, ver Salmos 42:5, 11. A menudo en el Nuevo Testamento la palabra esperanza se refiere al Rapto que se llama “la esperanza bienaventurada” (Tito 2:13, ver también DECEPCIÓN).
ESPOSAS (Ver MATRIMONIO)
ESPOSOS (Ver MATRIMONIO)
ESTADO FINAL
Después del reinado de 1000 años (Milenio) de Cristo en la Tierra, Dios creará una nueva tierra. “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.” (Apocalipsis 21:1) Todo lo que vemos en la tierra un día será destruido, entonces ¿Para qué vivir por este mundo? “…Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.” (II Pedro 3:11-14) “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Apocalipsis 21:4)
En el estado final del tiempo no habrá pecado, ni cuentas, ni impuestos, ni espinas, ni maldición (Apocalipsis 22:3) tampoco habrá medicina, ni doctores, ni hospitales, ni cementerios, ni el diablo, no habrá tentaciones, y no recordaremos la tierra actual. “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado...” (Isaías 65:17-18) Cualquier cosa que pudiera hacernos estar tristes ¡no será admitida en el cielo! No habrá nada que contamine el cielo será más azul y el pasto será más verde. (Apocalipsis 22:1) De hecho habrá una nueva Jerusalén celestial, que será edificada por Dios, no por un hombre “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo...” (Apocalipsis 21:2) Ninguna persona perdida podrá estar allí (Apocalipsis 21:27). Nosotros seremos como los ángeles del cielo. (Mateo 22:30) Esto será lo último para siempre, “…y reinarán por los siglos de los siglos.” (Apocalipsis 22:5) Y veremos a Jesús, “y verán su rostro…” (Apocalipsis 22:4)
Es la expectativa de que las cosas van a mejorar (nadie espera que las cosas empeoren en su vida). Dios no ha dado esperanza en el tiempo en que vivimos y deberíamos usarla. Se nos ha dicho que debemos esperar en Dios, y que puede cambiar las cosas a nuestro alrededor, ver Salmos 42:5, 11. A menudo en el Nuevo Testamento la palabra esperanza se refiere al Rapto que se llama “la esperanza bienaventurada” (Tito 2:13, ver también DECEPCIÓN).
ESPOSAS (Ver MATRIMONIO)
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ESTADO FINAL
Después del reinado de 1000 años (Milenio) de Cristo en la Tierra, Dios creará una nueva tierra. “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.” (Apocalipsis 21:1) Todo lo que vemos en la tierra un día será destruido, entonces ¿Para qué vivir por este mundo? “…Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.” (II Pedro 3:11-14) “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Apocalipsis 21:4)
En el estado final del tiempo no habrá pecado, ni cuentas, ni impuestos, ni espinas, ni maldición (Apocalipsis 22:3) tampoco habrá medicina, ni doctores, ni hospitales, ni cementerios, ni el diablo, no habrá tentaciones, y no recordaremos la tierra actual. “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado...” (Isaías 65:17-18) Cualquier cosa que pudiera hacernos estar tristes ¡no será admitida en el cielo! No habrá nada que contamine el cielo será más azul y el pasto será más verde. (Apocalipsis 22:1) De hecho habrá una nueva Jerusalén celestial, que será edificada por Dios, no por un hombre “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo...” (Apocalipsis 21:2) Ninguna persona perdida podrá estar allí (Apocalipsis 21:27). Nosotros seremos como los ángeles del cielo. (Mateo 22:30) Esto será lo último para siempre, “…y reinarán por los siglos de los siglos.” (Apocalipsis 22:5) Y veremos a Jesús, “y verán su rostro…” (Apocalipsis 22:4)