NACER DE NUEVO
¡Tú primer nacimiento no es suficiente para llevarte al cielo! Algunos creen que por haber nacido en una “nación cristiana”, ellos nacieron cristianos. No nacemos siendo cristiano si no pecadores. (Salmo 51:5) y es por eso que la Biblia dice: “¡Te es necesario nacer de nuevo!” Hay mucha confusión en esto, como todos hemos escuchado a los actores de Hollywood, hombres al borde de la muerte, político, etc… diciéndonos que “nacieron de nuevo” pero muchos de sus testimonios no son muy convincentes. Sin embargo, la Biblia dice “te es necesario” nacer de nuevo, (Juan 3:7) Es un nacimiento “espiritual.”
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:3-8)
El hombre está formado por tres partes en su ser, “…todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo…” (I Tesalonicenses 5:23) Sin embargo, la Biblia nos enseña que nacimos espiritualmente “muertos” (Efesios 2:1-9) Es por eso que necesitamos el nacimiento espiritual en Dios, que tiene lugar en el momento cuando confiamos en su Hijo como nuestro salvador. El Espíritu Santo entra en nuestro espíritu que nació muerto, dándonos vida. “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.” (Romanos 8:9, ver también I Corintios 6:19, ver SALVACIÓN).
Nuestro primer nacimiento es “nacimiento de agua” (Juan 3:5), cuando la placenta se rompe y sale agua. El siguiente versículo explica esto, porque en lugar de la palabra agua se le llama nacimiento de “carne”, pero la palabra “espíritu” sigue siendo la misma en los dos versículos. Un nacimiento es dado a nosotros al nacer de nuestras madres (el primer nacimiento de “agua” o de “carne”), el otro dado por el Espíritu de Dios (con “E” mayúscula). En nuestro nacimiento físico tenemos una esperanza de vida de aproximadamente 70 años, pero en nuestro nacimiento espiritual tenemos una vida eterna. Solo el Espíritu de Dios puede darlo. No es “por ti mismo”, ni es el regalo de una iglesia o el regalo de un ministro, sino el “don de Dios” y si lo queremos, entonces tendremos que ir a Él para recibirlo. (Efesios 2:8) No podríamos darnos este nacimiento espiritual más de lo que podríamos darnos el nacimiento físico. No podemos merecer, trabajar, ganar o comprar nuestro nacimiento físico; es lo mismo con nuestro nacimiento espiritual. Alguien más nos lo tiene que dar. Tal como nuestras madres nos dieron el nacimiento físico, así que el Espíritu de Dios nos da el nacimiento espiritual. Sin embargo, hay una gran diferencia, no podíamos decir nada en relación a nuestro nacimiento físico, pero necesitamos pedirle a Dios por nuestro nacimiento espiritual. “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos 10:13)
“Os es necesario nacer de nuevo.” Cristo dijo, para poder “ver” y “entrar” en al cielo, nosotros “debemos” nacer de nuevo. (Juan 3:3-7) Este nacimiento espiritual es cuando confiamos en su Hijo para salvación. La religión, el bautismo, la Santa Cena, los sacramentos, etc… todas son “cosas” y muchos creen en ellas, pero ¡solo una persona puede perdonarnos nuestros pecados! Su nombre es Jesucristo, y el pedírselo no es algo difícil. “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Romanos 10:8-10)
“El viento[a] sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” No podemos ver el viento, sólo lo que puede hacer en la naturaleza, los mismo pasa con el Espíritu de Dios, a quien no podemos ver, pero podemos ver los cambios que hace Dios en la vida de cada individuo cuando su Espíritu entra dentro de una persona. Esto puede ser ilustrado como cuando alguien toma un cerdo y lo limpia le pone perfume, pero ¡sigue siendo un cerdo! Y quiere regresar al lodo porque esa es su naturaleza con la que nació. La única forma de hacer que un cerdo deje de jugar en el lodo, es si fuera posible, ¡dándole un nuevo corazón! Si un doctor pudiera operar un cerdo y darle un corazón de oveja, cuando el cerdo se despertara querría estar fuera del lodo y jugar en el pasto con las otras ovejas. ¡Nosotros necesitamos un cambio de corazón! Sí, los cristianos pueden seguir cometiendo errores y pecados después de ser salvos, como Pedro y Juan el apóstol (Gálatas 2:11, I Juan 1:8-10). Pero cuando la oveja cae en el lodo, ¡no le gusta y se siente sucia!
¡Os es necesario nacer de nuevo!
¡Por favor lea las otras doctrinas escritas en esta página web y ore para que sean usadas por Dios y de ayuda para otros Cristian!
¡Tú primer nacimiento no es suficiente para llevarte al cielo! Algunos creen que por haber nacido en una “nación cristiana”, ellos nacieron cristianos. No nacemos siendo cristiano si no pecadores. (Salmo 51:5) y es por eso que la Biblia dice: “¡Te es necesario nacer de nuevo!” Hay mucha confusión en esto, como todos hemos escuchado a los actores de Hollywood, hombres al borde de la muerte, político, etc… diciéndonos que “nacieron de nuevo” pero muchos de sus testimonios no son muy convincentes. Sin embargo, la Biblia dice “te es necesario” nacer de nuevo, (Juan 3:7) Es un nacimiento “espiritual.”
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:3-8)
El hombre está formado por tres partes en su ser, “…todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo…” (I Tesalonicenses 5:23) Sin embargo, la Biblia nos enseña que nacimos espiritualmente “muertos” (Efesios 2:1-9) Es por eso que necesitamos el nacimiento espiritual en Dios, que tiene lugar en el momento cuando confiamos en su Hijo como nuestro salvador. El Espíritu Santo entra en nuestro espíritu que nació muerto, dándonos vida. “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.” (Romanos 8:9, ver también I Corintios 6:19, ver SALVACIÓN).
Nuestro primer nacimiento es “nacimiento de agua” (Juan 3:5), cuando la placenta se rompe y sale agua. El siguiente versículo explica esto, porque en lugar de la palabra agua se le llama nacimiento de “carne”, pero la palabra “espíritu” sigue siendo la misma en los dos versículos. Un nacimiento es dado a nosotros al nacer de nuestras madres (el primer nacimiento de “agua” o de “carne”), el otro dado por el Espíritu de Dios (con “E” mayúscula). En nuestro nacimiento físico tenemos una esperanza de vida de aproximadamente 70 años, pero en nuestro nacimiento espiritual tenemos una vida eterna. Solo el Espíritu de Dios puede darlo. No es “por ti mismo”, ni es el regalo de una iglesia o el regalo de un ministro, sino el “don de Dios” y si lo queremos, entonces tendremos que ir a Él para recibirlo. (Efesios 2:8) No podríamos darnos este nacimiento espiritual más de lo que podríamos darnos el nacimiento físico. No podemos merecer, trabajar, ganar o comprar nuestro nacimiento físico; es lo mismo con nuestro nacimiento espiritual. Alguien más nos lo tiene que dar. Tal como nuestras madres nos dieron el nacimiento físico, así que el Espíritu de Dios nos da el nacimiento espiritual. Sin embargo, hay una gran diferencia, no podíamos decir nada en relación a nuestro nacimiento físico, pero necesitamos pedirle a Dios por nuestro nacimiento espiritual. “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos 10:13)
“Os es necesario nacer de nuevo.” Cristo dijo, para poder “ver” y “entrar” en al cielo, nosotros “debemos” nacer de nuevo. (Juan 3:3-7) Este nacimiento espiritual es cuando confiamos en su Hijo para salvación. La religión, el bautismo, la Santa Cena, los sacramentos, etc… todas son “cosas” y muchos creen en ellas, pero ¡solo una persona puede perdonarnos nuestros pecados! Su nombre es Jesucristo, y el pedírselo no es algo difícil. “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Romanos 10:8-10)
“El viento[a] sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” No podemos ver el viento, sólo lo que puede hacer en la naturaleza, los mismo pasa con el Espíritu de Dios, a quien no podemos ver, pero podemos ver los cambios que hace Dios en la vida de cada individuo cuando su Espíritu entra dentro de una persona. Esto puede ser ilustrado como cuando alguien toma un cerdo y lo limpia le pone perfume, pero ¡sigue siendo un cerdo! Y quiere regresar al lodo porque esa es su naturaleza con la que nació. La única forma de hacer que un cerdo deje de jugar en el lodo, es si fuera posible, ¡dándole un nuevo corazón! Si un doctor pudiera operar un cerdo y darle un corazón de oveja, cuando el cerdo se despertara querría estar fuera del lodo y jugar en el pasto con las otras ovejas. ¡Nosotros necesitamos un cambio de corazón! Sí, los cristianos pueden seguir cometiendo errores y pecados después de ser salvos, como Pedro y Juan el apóstol (Gálatas 2:11, I Juan 1:8-10). Pero cuando la oveja cae en el lodo, ¡no le gusta y se siente sucia!
¡Os es necesario nacer de nuevo!
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