CONSUELO
¿Es sólo para niños pequeños o también para adultos? Todos fuimos creados con la habilidad de llorar y sentir dolor, ambos por medio de nuestro cuerpo y alma, por lo que todos tenemos la capacidad de dar y recibir consuelo de otros y de Dios. Cada creyente tiene al Espíritu Santo (Romanos 8:9) y él es el gran “consolador” (Juan 14:16-18) “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos nosotros también consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” ( II Corintios 1:3-4, también versículo 5-6) Podemos ser consolados al leer la Biblia, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” (Romanos 15:4) El sólo visitar a otra persona puede darles consuelo. “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito;” (II Corintios 7:6) Al que se ha arrepentido verdaderamente de sus pecados “… debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.” (II Corintios 2:7)
Hay “tiempo de llorar…” (Eclesiastés 3:4), pero no debemos llorar por el resto de nuestras vidas. No seas como Raquel, “…Raquel que llora a sus hijos,
Y no quiso ser consolada…” (Mateo 2:18) Sin embargo, como el rey David, quien después de haber pecado y muerto su hijo dijo: “Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.” (Salmos 51:12-13) ¡Los pecadores se “convertirán” cuando ven cristianos felices y no tristes! Éste no es el viejo consejo que dice “madura”, sino que ¡permítele a Dios que te consuele! ¡Pídele que lo haga, él quiere hacerlo! (Ver Salmo 23:1-6, Mateo 5:4, y 11:28-30, II Tesalonicenses 2:16-17 y Juan 16:20-22.) “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (I Pedro 5:7) “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11:28-29) Los cristianos tienen consuelo en la gran reunión que tendremos cuando estemos en el cielo y veamos nuevamente a nuestros seres queridos que habían muerto en Cristo. “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.” (I Tesalonicenses 4:13-18) “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Apocalipsis 21:4, ver también Juan 14:1-6)
¿Es sólo para niños pequeños o también para adultos? Todos fuimos creados con la habilidad de llorar y sentir dolor, ambos por medio de nuestro cuerpo y alma, por lo que todos tenemos la capacidad de dar y recibir consuelo de otros y de Dios. Cada creyente tiene al Espíritu Santo (Romanos 8:9) y él es el gran “consolador” (Juan 14:16-18) “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos nosotros también consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” ( II Corintios 1:3-4, también versículo 5-6) Podemos ser consolados al leer la Biblia, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” (Romanos 15:4) El sólo visitar a otra persona puede darles consuelo. “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito;” (II Corintios 7:6) Al que se ha arrepentido verdaderamente de sus pecados “… debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.” (II Corintios 2:7)
Hay “tiempo de llorar…” (Eclesiastés 3:4), pero no debemos llorar por el resto de nuestras vidas. No seas como Raquel, “…Raquel que llora a sus hijos,
Y no quiso ser consolada…” (Mateo 2:18) Sin embargo, como el rey David, quien después de haber pecado y muerto su hijo dijo: “Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.” (Salmos 51:12-13) ¡Los pecadores se “convertirán” cuando ven cristianos felices y no tristes! Éste no es el viejo consejo que dice “madura”, sino que ¡permítele a Dios que te consuele! ¡Pídele que lo haga, él quiere hacerlo! (Ver Salmo 23:1-6, Mateo 5:4, y 11:28-30, II Tesalonicenses 2:16-17 y Juan 16:20-22.) “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (I Pedro 5:7) “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11:28-29) Los cristianos tienen consuelo en la gran reunión que tendremos cuando estemos en el cielo y veamos nuevamente a nuestros seres queridos que habían muerto en Cristo. “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.” (I Tesalonicenses 4:13-18) “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Apocalipsis 21:4, ver también Juan 14:1-6)