PERDON
Se ha dicho que sin perdón este mundo ya se hubiera estallado desde hace mucho tiempo. Aunque, no estoy muy seguro de eso, es seguro que algunos matrimonios y relaciones lo tienen. “El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas” (Proverbios 10:12) “soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros… Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.” (Colosenses 3:13,19)
¡La Biblia dice que si queremos que nos perdonen también nosotros debemos perdona! “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores…porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6:12, 14-15, también 18:35) Es más fácil perdonar cuando nos damos cuenta que Dios no nos perdonará a menos de que hagamos lo mismo con otros. En Mateo 18:21-25 Pedro le hizo una pregunta: “¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?” Jesús en respuesta a esta pregunta les dio una parábola sobre el perdón, sobre un hombre que tenía una deuda muy grande y quería que su amo lo perdonara, pero el mismo hombre no quiso perdonar a otro con-siervo que le debía un poco a él. ¡Nuestra deuda de pecados contra Dios es mucho más grande que la que cualquier persona pueda tener contra nosotros! Si no perdonamos, nos amargaremos y estaremos repitiendo la misma ofensa en nuestras mentes. (Ver AMARGURA)
Algunos creen que deben perdonarse a sí mismos. Aquellos que creen esto dicen: “Sé que Dios me ha perdonado, pero yo no me puedo perdonar a mí mismo” Incluso si fuera posible perdonarse uno mismo, deberíamos de regocijarnos de que Dios ya nos perdonó, en lugar de eso se entristecen porque no pueden perdonarse a sí mismos. Pero el perdón de quien es más importante ¿el tuyo o el de Dios? ¡Deben regocijarse de que Dios ya los ha perdonado! “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (I Juan 1:9) ¡Y tengo buenas noticias! En ningún lugar de la Biblia enseña que alguien se tiene que perdonar a sí mismo, ¡Pero sí necesitas recibir el perdón de Dios!
Recibimos perdón cuando confesamos nuestros pecados a Dios quien pagó por ellos, no un sacerdote. Hay una parte en la Biblia donde se habla sobre la confesión de pecados a un hombre, pero esto es los que están “enfermos”, para que “ser sanados”, y aun así Dios sigue siendo el que perdona. (Ver Santiago 5:14-16) “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados…” (I Juan 1:9) “El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13, ver PECADO)
Dios nunca se cansa de perdonar a los que confiesan sus pecados a Él. Sin embargo algunos tienen la idea de que aunque han sido perdonados de su pecado, si lo vuelven a cometer muchas veces más, Dios ya no los perdonará. Pero “…él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados…” (I Juan 1:9) Escuche a un predicador contar una historia sobre un miembro de una iglesia a quien había hablado para saber cómo estaba, el hombre respondió: “No muy bien”. El predicador pregunto: ¿Por qué? “Porque Dios no me perdona”, le respondió. ¿Cómo puedes saber que Dios no te perdona? le pregunto el predicador. El hombre le dijo: “Porque no me siento perdonado”. Nuevamente el predicador le pregunto: “¿Cuál es el sentimiento que estas buscando? ¡Dios fue quien dijo que estas perdonado! ¿Confías en su palabra o confías en tus sentimientos?” Después el predicador le leyó por el teléfono I Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (I Juan 1:9) Después le dijo al hombre: “¿Crees en el sacrificio de hijo de Dios, Cristo Jesús es suficiente para pagar por tus pecados? ¿Has confesado tus pecados a Dios?” “Sí”, fue la respuesta para ambas preguntas. “Entonces Dios es fiel y justo para hacer ¿Qué?” El hombre empezó a decir el resto del versículo, “…para perdonarnos…”, entonces, inesperadamente, dejo caer el teléfono en el mostrador de su cocina y le hablo a su esposa: “¡Amor, soy perdonado!” Algunos dicen: “Pero es que no merezco su perdón.” Bueno, ninguno de nosotros lo merece, pero Dios quiere dárnoslo. ¿Se lo permitirás?
Incluso los pecados son como la “grana” pueden ser perdonados “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” (Isaías 1:18) Si hay pecados como la “grana”, entonces ¿hay pecados que son más grandes que otros? Algunos enseñan que no hay pecados grandes o pequeños, sólo grandes consecuencias para los pecados grandes, y para soportar esto, ellos mencionan Santiago 2:10 “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.” Este versículo nos dice que si alguien quebranta la ley en “un punto”, ha quebrantado las otras leyes de Dios, aun así se le considera como infractor de la ley, pero no dice que todos los pecados son del mismo tamaño. Si tienen una cadena y se rompe en una de las uniones, aun así sigue rota la cadena. El pecado, incluso un pecado, rompe la comunión con Dios. Uno no debe cometer un pecado como la “grana”, o muchos pecados, para estar fuera de la comunión con Dios. Pero hay pecados “mayores” que otros. Jesús dijo: “…el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.” (Juan 19:11, ver también Génesis 39:9, Éxodo 32:21, 30-31, II Reyes 17:21, y muchos otros versículos). Pero incluso, “si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos…” “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
Algunos se podrían preguntar, “Sí, todos mis pecados (pasados, presentes y futuros) fueron perdonados cuando fui salvo, ¿Por qué tengo que pedir perdón cuando peco después de que he sido salvo?” Cristo enseño a los creyentes a orar para ser perdonados. (Mateo 6:12, ver también Salmos capítulo 38, 51, 130 y muchos versículos más). Es verdad que los que son salvos no sufrirán en el juicio por sus pecados. Pero si seguimos sufriendo las consecuencias del pecado aquí en la tierra. Si un hijo no escucha a sus padres, el romperá su comunión con su padre, pero seguirá siendo su hijo. Pero su comunión puede ser restaurada hasta que el hijo pida perdón al padre. De la misma manera sucede con nuestro Padre Celestial, podemos romper nuestra comunión con Él pecando, pero siendo suyos, y cuando confesemos delante de Él que hemos pecado, entonces la comunión es restaurada y no seremos disciplinados por Él. (Hebreos 12:6-11)
¡Por favor lea las otras doctrinas escritas en esta página web y ore para que sean usadas por Dios y de ayuda para otros Cristianos!
Se ha dicho que sin perdón este mundo ya se hubiera estallado desde hace mucho tiempo. Aunque, no estoy muy seguro de eso, es seguro que algunos matrimonios y relaciones lo tienen. “El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas” (Proverbios 10:12) “soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros… Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.” (Colosenses 3:13,19)
¡La Biblia dice que si queremos que nos perdonen también nosotros debemos perdona! “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores…porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6:12, 14-15, también 18:35) Es más fácil perdonar cuando nos damos cuenta que Dios no nos perdonará a menos de que hagamos lo mismo con otros. En Mateo 18:21-25 Pedro le hizo una pregunta: “¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?” Jesús en respuesta a esta pregunta les dio una parábola sobre el perdón, sobre un hombre que tenía una deuda muy grande y quería que su amo lo perdonara, pero el mismo hombre no quiso perdonar a otro con-siervo que le debía un poco a él. ¡Nuestra deuda de pecados contra Dios es mucho más grande que la que cualquier persona pueda tener contra nosotros! Si no perdonamos, nos amargaremos y estaremos repitiendo la misma ofensa en nuestras mentes. (Ver AMARGURA)
Algunos creen que deben perdonarse a sí mismos. Aquellos que creen esto dicen: “Sé que Dios me ha perdonado, pero yo no me puedo perdonar a mí mismo” Incluso si fuera posible perdonarse uno mismo, deberíamos de regocijarnos de que Dios ya nos perdonó, en lugar de eso se entristecen porque no pueden perdonarse a sí mismos. Pero el perdón de quien es más importante ¿el tuyo o el de Dios? ¡Deben regocijarse de que Dios ya los ha perdonado! “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (I Juan 1:9) ¡Y tengo buenas noticias! En ningún lugar de la Biblia enseña que alguien se tiene que perdonar a sí mismo, ¡Pero sí necesitas recibir el perdón de Dios!
Recibimos perdón cuando confesamos nuestros pecados a Dios quien pagó por ellos, no un sacerdote. Hay una parte en la Biblia donde se habla sobre la confesión de pecados a un hombre, pero esto es los que están “enfermos”, para que “ser sanados”, y aun así Dios sigue siendo el que perdona. (Ver Santiago 5:14-16) “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados…” (I Juan 1:9) “El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13, ver PECADO)
Dios nunca se cansa de perdonar a los que confiesan sus pecados a Él. Sin embargo algunos tienen la idea de que aunque han sido perdonados de su pecado, si lo vuelven a cometer muchas veces más, Dios ya no los perdonará. Pero “…él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados…” (I Juan 1:9) Escuche a un predicador contar una historia sobre un miembro de una iglesia a quien había hablado para saber cómo estaba, el hombre respondió: “No muy bien”. El predicador pregunto: ¿Por qué? “Porque Dios no me perdona”, le respondió. ¿Cómo puedes saber que Dios no te perdona? le pregunto el predicador. El hombre le dijo: “Porque no me siento perdonado”. Nuevamente el predicador le pregunto: “¿Cuál es el sentimiento que estas buscando? ¡Dios fue quien dijo que estas perdonado! ¿Confías en su palabra o confías en tus sentimientos?” Después el predicador le leyó por el teléfono I Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (I Juan 1:9) Después le dijo al hombre: “¿Crees en el sacrificio de hijo de Dios, Cristo Jesús es suficiente para pagar por tus pecados? ¿Has confesado tus pecados a Dios?” “Sí”, fue la respuesta para ambas preguntas. “Entonces Dios es fiel y justo para hacer ¿Qué?” El hombre empezó a decir el resto del versículo, “…para perdonarnos…”, entonces, inesperadamente, dejo caer el teléfono en el mostrador de su cocina y le hablo a su esposa: “¡Amor, soy perdonado!” Algunos dicen: “Pero es que no merezco su perdón.” Bueno, ninguno de nosotros lo merece, pero Dios quiere dárnoslo. ¿Se lo permitirás?
Incluso los pecados son como la “grana” pueden ser perdonados “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” (Isaías 1:18) Si hay pecados como la “grana”, entonces ¿hay pecados que son más grandes que otros? Algunos enseñan que no hay pecados grandes o pequeños, sólo grandes consecuencias para los pecados grandes, y para soportar esto, ellos mencionan Santiago 2:10 “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.” Este versículo nos dice que si alguien quebranta la ley en “un punto”, ha quebrantado las otras leyes de Dios, aun así se le considera como infractor de la ley, pero no dice que todos los pecados son del mismo tamaño. Si tienen una cadena y se rompe en una de las uniones, aun así sigue rota la cadena. El pecado, incluso un pecado, rompe la comunión con Dios. Uno no debe cometer un pecado como la “grana”, o muchos pecados, para estar fuera de la comunión con Dios. Pero hay pecados “mayores” que otros. Jesús dijo: “…el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.” (Juan 19:11, ver también Génesis 39:9, Éxodo 32:21, 30-31, II Reyes 17:21, y muchos otros versículos). Pero incluso, “si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos…” “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
Algunos se podrían preguntar, “Sí, todos mis pecados (pasados, presentes y futuros) fueron perdonados cuando fui salvo, ¿Por qué tengo que pedir perdón cuando peco después de que he sido salvo?” Cristo enseño a los creyentes a orar para ser perdonados. (Mateo 6:12, ver también Salmos capítulo 38, 51, 130 y muchos versículos más). Es verdad que los que son salvos no sufrirán en el juicio por sus pecados. Pero si seguimos sufriendo las consecuencias del pecado aquí en la tierra. Si un hijo no escucha a sus padres, el romperá su comunión con su padre, pero seguirá siendo su hijo. Pero su comunión puede ser restaurada hasta que el hijo pida perdón al padre. De la misma manera sucede con nuestro Padre Celestial, podemos romper nuestra comunión con Él pecando, pero siendo suyos, y cuando confesemos delante de Él que hemos pecado, entonces la comunión es restaurada y no seremos disciplinados por Él. (Hebreos 12:6-11)
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