NUEVA NATURALEZA
(“Nuevo hombre”, “nacido de nuevo”, “nueva criatura”). Cuando alguien es salvado (sus pecados han sido perdonados y ha recibido el regalo de la vida eterna), se dice que ha “nacido de nuevo” (Juan 3:3-16) y es llamado una “nueva criatura”. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (II Corintios 5:17) Todos los cristianos continúan teniendo su antigua naturaleza o “viejo hombre” (su naturaleza pecaminosa) tal es como se llama, pero también tenemos una nueva naturaleza y de ella vendrán nuevos deseos.
El hombre es un ser tripartita, “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Tesalonicenses 5:23, ver también Hebreos 4:12) En el versículo citado anteriormente, el espíritu es mencionado primero, ya que es la parte del hombre en la que Dios está más interesado. Nuestro cuerpo se relaciona con el mundo a nuestro alrededor a través de los cinco sentidos, nuestra alma es la que se relaciona con otros, es donde se encuentra nuestro intelecto, y tiene sentimientos de alegría, tristeza, etc… pero nuestro espíritu es el que se relaciona con Dios. “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:24) Desafortunadamente, el espíritu del hombre esta “muerto” en la mayoría de la raza humana, de hecho, todos nacemos muertos en los pecados. (Efesios 2:1, 5). El hombre tiene un vacío dentro de él ya que la parte más importante estaba muerta cuando nació y sólo puede ser llenada por Dios. (Ver ALMA)
Cuando alguien invita a Dios a entrar dentro de su corazón (no al órgano que bombea la sangre, sino donde se encuentran nuestras emociones), lo está invitando a entrar en su alma y desde entonces el Espíritu de Dios entrará en el espíritu del hombre que está muerto, para darle vida. ¡Entonces es cuando se convierte en una nueva criatura! Y es por eso que todos necesitamos un nuevo nacimiento y “debe” ser “nacido de nuevo” (Juan 3:7), ya que nuestro primer nacimiento no nos lleva al cielo. Cada una de nuestras madres nos dio un nacimiento físico y durará unos 70 años, pero el Espíritu de Dios nos da un nacimiento espiritual y es ¡la vida eterna! “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo…” (Efesios 2:5, ver también versículos 2-9).
Éste “nuevo hombre” está en cada cristiano y quiere controlarnos, pero también el “viejo hombre” (nuestra naturaleza pecaminosa) lo quiere y al que más alimentemos es el que ganará. “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Colosenses 3:9-10, ver también Efesios 4:22, y Romanos 6:6-12) Este “nuevo hombre” se dice que es “renovado en el conocimiento” de Cristo, así que ¡lee la Biblia! La Biblia es un libro espiritual y nos ayudará a crecer espiritualmente, así se escuchará la enseñanza de la Biblia y la predicación de su iglesia local y los cristianos piadosos que quieren vivir para Dios. “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4:20-24) Observe que este nuevo hombre es “creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, ¡Este nuevo hombre no puede pecar por porque él es “santidad de la verdad”! Pero desafortunadamente continuamos teniendo una vieja naturaleza (“un viejo hombre”) y él puede pecar. Pero note que entre “desechar” al viejo hombre y “revestirse del nuevo hombre” se encuentra el versículo 23 donde dice: “y renovaos en el espíritu de vuestra mente”, lea la Biblia, alimente a su nuevo hombre. Lo cual hará que el Espíritu de Dios sea más fuerte en su vida y Él es quien controla al “nuevo hombre”.
Existe una guerra entre el viejo hombre, algunas veces llamado “la carne” y el nuevo hombre. “ Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gálatas 5:16-17) Para “Andar en el Espíritu” y no ser controlados por los deseos de la carne, un cristiano tendrá que ser “lleno de Espíritu” (Efesios 5:18) Aunque el cuerpo de un cristiano “es templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19), él o ella no siempre están “llenos” del Espíritu de Dios. Como un vaso de leche puede estar a la mitad, o lleno completamente. Un cristiano que está lleno del Espíritu Santo tendrá automáticamente los frutos del Espíritu. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” (Gálatas 5:22-23) De la misma manera que una persona está llena de celos, de enojo, de deseos, de temor y es controlada por ellos, de la misma manera es aquel que está lleno del Espíritu Santo. (Ver ESPÍRITU SANTO)
La parte difícil no es creer que el Espíritu de Dios puede vivir su vida a través de nosotros, lo difícil es que dejemos que lo haga. Ya que la vieja naturaleza automáticamente quiere hacerse cargo de nuestra vida. Se ha dicho que nuestro “viejo hombre” nos permitirá ser religiosos, en tanto que el Espíritu Santo no esté a cargo. Pero Dios quiere que muramos a nosotros mismos, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)
Antes de que pueda haber una resurrección, debe haber una muerte, no una física pero si una muerte de nuestro “viejo hombre” (nuevamente esto se refiere a nuestra “carne” o nuestra naturaleza pecaminosa). “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Romanos 6:11-12) Tanto más pensemos, “puedo agradar a Dios” por medio de nuestras propias fuerzas, aun continuaremos en la carne. ¡Dios puede hacer las cosas mejor de lo que nosotros podemos! (Romanos 8:8, ver Lucas 9:23) ¡Ore para que Dios sea quien controle su vida, pueda ser lleno del Espíritu Santo y luego empiece a confiar en él para hacer esto! (Efesios 3:14-16 y 4:22-24, véase ESPÍRITU SANTO.)
(“Nuevo hombre”, “nacido de nuevo”, “nueva criatura”). Cuando alguien es salvado (sus pecados han sido perdonados y ha recibido el regalo de la vida eterna), se dice que ha “nacido de nuevo” (Juan 3:3-16) y es llamado una “nueva criatura”. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (II Corintios 5:17) Todos los cristianos continúan teniendo su antigua naturaleza o “viejo hombre” (su naturaleza pecaminosa) tal es como se llama, pero también tenemos una nueva naturaleza y de ella vendrán nuevos deseos.
El hombre es un ser tripartita, “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Tesalonicenses 5:23, ver también Hebreos 4:12) En el versículo citado anteriormente, el espíritu es mencionado primero, ya que es la parte del hombre en la que Dios está más interesado. Nuestro cuerpo se relaciona con el mundo a nuestro alrededor a través de los cinco sentidos, nuestra alma es la que se relaciona con otros, es donde se encuentra nuestro intelecto, y tiene sentimientos de alegría, tristeza, etc… pero nuestro espíritu es el que se relaciona con Dios. “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:24) Desafortunadamente, el espíritu del hombre esta “muerto” en la mayoría de la raza humana, de hecho, todos nacemos muertos en los pecados. (Efesios 2:1, 5). El hombre tiene un vacío dentro de él ya que la parte más importante estaba muerta cuando nació y sólo puede ser llenada por Dios. (Ver ALMA)
Cuando alguien invita a Dios a entrar dentro de su corazón (no al órgano que bombea la sangre, sino donde se encuentran nuestras emociones), lo está invitando a entrar en su alma y desde entonces el Espíritu de Dios entrará en el espíritu del hombre que está muerto, para darle vida. ¡Entonces es cuando se convierte en una nueva criatura! Y es por eso que todos necesitamos un nuevo nacimiento y “debe” ser “nacido de nuevo” (Juan 3:7), ya que nuestro primer nacimiento no nos lleva al cielo. Cada una de nuestras madres nos dio un nacimiento físico y durará unos 70 años, pero el Espíritu de Dios nos da un nacimiento espiritual y es ¡la vida eterna! “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo…” (Efesios 2:5, ver también versículos 2-9).
Éste “nuevo hombre” está en cada cristiano y quiere controlarnos, pero también el “viejo hombre” (nuestra naturaleza pecaminosa) lo quiere y al que más alimentemos es el que ganará. “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Colosenses 3:9-10, ver también Efesios 4:22, y Romanos 6:6-12) Este “nuevo hombre” se dice que es “renovado en el conocimiento” de Cristo, así que ¡lee la Biblia! La Biblia es un libro espiritual y nos ayudará a crecer espiritualmente, así se escuchará la enseñanza de la Biblia y la predicación de su iglesia local y los cristianos piadosos que quieren vivir para Dios. “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4:20-24) Observe que este nuevo hombre es “creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, ¡Este nuevo hombre no puede pecar por porque él es “santidad de la verdad”! Pero desafortunadamente continuamos teniendo una vieja naturaleza (“un viejo hombre”) y él puede pecar. Pero note que entre “desechar” al viejo hombre y “revestirse del nuevo hombre” se encuentra el versículo 23 donde dice: “y renovaos en el espíritu de vuestra mente”, lea la Biblia, alimente a su nuevo hombre. Lo cual hará que el Espíritu de Dios sea más fuerte en su vida y Él es quien controla al “nuevo hombre”.
Existe una guerra entre el viejo hombre, algunas veces llamado “la carne” y el nuevo hombre. “ Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gálatas 5:16-17) Para “Andar en el Espíritu” y no ser controlados por los deseos de la carne, un cristiano tendrá que ser “lleno de Espíritu” (Efesios 5:18) Aunque el cuerpo de un cristiano “es templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19), él o ella no siempre están “llenos” del Espíritu de Dios. Como un vaso de leche puede estar a la mitad, o lleno completamente. Un cristiano que está lleno del Espíritu Santo tendrá automáticamente los frutos del Espíritu. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” (Gálatas 5:22-23) De la misma manera que una persona está llena de celos, de enojo, de deseos, de temor y es controlada por ellos, de la misma manera es aquel que está lleno del Espíritu Santo. (Ver ESPÍRITU SANTO)
La parte difícil no es creer que el Espíritu de Dios puede vivir su vida a través de nosotros, lo difícil es que dejemos que lo haga. Ya que la vieja naturaleza automáticamente quiere hacerse cargo de nuestra vida. Se ha dicho que nuestro “viejo hombre” nos permitirá ser religiosos, en tanto que el Espíritu Santo no esté a cargo. Pero Dios quiere que muramos a nosotros mismos, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)
Antes de que pueda haber una resurrección, debe haber una muerte, no una física pero si una muerte de nuestro “viejo hombre” (nuevamente esto se refiere a nuestra “carne” o nuestra naturaleza pecaminosa). “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Romanos 6:11-12) Tanto más pensemos, “puedo agradar a Dios” por medio de nuestras propias fuerzas, aun continuaremos en la carne. ¡Dios puede hacer las cosas mejor de lo que nosotros podemos! (Romanos 8:8, ver Lucas 9:23) ¡Ore para que Dios sea quien controle su vida, pueda ser lleno del Espíritu Santo y luego empiece a confiar en él para hacer esto! (Efesios 3:14-16 y 4:22-24, véase ESPÍRITU SANTO.)